8 de Marzo, 8M: Por un Trabajo Social feminista de calidad
En este 2025 conmemoramos el 30.º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que marcó la hoja de ruta para garantizar la plena aplicación de la igualdad de derechos, de oportunidades y de acceso a los recursos de las mujeres y de las niñas.

Desde entonces, se han dado pasos significativos, pero sigue quedando mucho camino por recorrer. El Trabajo Social, como profesión cuyos principios fundamentales son la garantía de los Derechos Humanos y la promoción de la Justicia Social, debe responsabilizarse también de la parte que le pertenece; no podemos olvidar que las trabajadoras sociales somos agentes de cambio. Nuestro aporte, desde una mirada feminista, es clave para garantizar los derechos humanos, promover la justicia social y avanzar hacia la erradicación del sistema patriarcal.
No podemos olvidar que las trabajadoras sociales somos agentes de cambio. Nuestro aporte, desde una mirada feminista, es clave para garantizar los derechos humanos, promover la justicia social y avanzar hacia la erradicación del sistema patriarcal.
La feminización del Trabajo Social: un desafío para la igualdad
El Trabajo Social está dentro de las denominadas “profesiones de cuidados” y es una profesión altamente feminizada, con un 86 % de mujeres, según datos del Consejo General de Trabajo Social. A pesar de su carácter esencial, históricamente, las tareas asociadas al cuidado y al bienestar psicosocial, predominantemente realizadas por mujeres, han sido menospreciadas y peor remuneradas.

Las trabajadoras sociales nos enfrentamos a una doble discriminación: por ser mujeres (interseccionalidad) y por ejercer una profesión feminizada. Esta desvalorización se ve agravada por estereotipos de género que asocian a las mujeres con roles de cuidado y servicio, restando importancia a la dimensión técnica y científica del Trabajo Social.
Esto se manifiesta en una mayor carga de trabajo, una mayor precariedad laboral y una menor representación en puestos de dirección y toma de decisiones. Asimismo, las trabajadoras sociales solemos asumir una gran carga emocional en nuestro trabajo, lo que puede generar estrés, burnout y otras consecuencias psicosociales en las trabajadoras, producto, asimismo, de las desigualdades estructurales de género presentes en nuestra sociedad.
Para avanzar en cambiar esta situación, desde la Comisión de Trabajo Social y Feminismo del Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid, reivindicamos que sin igualdad de género no hay justicia social. Por ello, es imprescindible:
- Visibilizar el trabajo de las trabajadoras sociales: es fundamental dar a conocer la importancia de su labor en la sociedad y destacar la dimensión técnica y científica de la profesión.
- Luchar por mejores condiciones laborales: es necesario reivindicar salarios dignos, contratos estables y una mayor representación en los órganos de gestión.
- Transformar la economía de los cuidados: exigiendo unos servicios sociales públicos suficientes y de calidad que promuevan la autonomía de las mujeres para reconocer y redistribuir de forma igualitaria las actividades de los cuidados.
- Incorporar la perspectiva de género y el pensamiento crítico en la formación y la práctica del Trabajo Social.
- Implantar la transversalidad de género en las políticas públicas como estrategia eficaz para avanzar en la igualdad.
¡¡No habrá justicia social sin Trabajo Social feminista!!
Descarga aquí nuestras ilustraciones, preparadas para su impresión: