Jornadas «20 años de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección integral contra la Violencia de Género»

El lunes 18 de noviembre, el Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid asistió a esta jornada organizada en la facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, para reflexionar sobre los 20 años de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. En este encuentro, que reunió a profesionales de diversas disciplinas, se analizaron los avances logrados y los retos pendientes. 

La jornada fue inaugurada por Carmen Armendáriz León, Directora de la Unidad de Igualdad; Aurora Castillo Charfolet, Decana de la Facultad de Trabajo Social; e Isabel Tajahuerce, delegada del Rector para Igualdad. Todas ellas coincidieron en que la violencia de género es un problema estructural, no individual, y que las soluciones deben ser colectivas. Se destacó la importancia de la formación para los profesionales que intervienen en este ámbito, así como la necesidad de recursos suficientes para seguir avanzando en la protección de las víctimas y la prevención de la violencia. 

Miguel Lorente Acosta, médico forense, ofreció un análisis de los avances logrados en estos 20 años, subrayando que la Ley Integral ha facilitado un cambio social significativo: ha aumentado el número de denuncias y disminuido los homicidios, impulsando un pensamiento crítico que ha reducido las situaciones más extremas de violencia. Concluyó que la transformación social hacia la igualdad es imparable, pero debe enfrentarse al desafío de las reacciones machistas y el intento de mantener privilegios históricos. 

La intervención de Marta Simón, trabajadora social forense, centró el debate en el papel del trabajo social dentro del sistema de justicia. Reivindicó el papel de las trabajadoras sociales en la lucha contra la violencia de género, destacando la necesidad de mayor visibilidad y reconocimiento para esta profesión, especialmente en el ámbito judicial. Señaló que la ley actual se centra en la violencia ejercida por parejas o exparejas, dejando fuera otras formas graves de violencia, como los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina, la trata y la prostitución forzada, así como la violencia económica, vicaria e institucional. Además, puso de manifiesto la invisibilidad de mujeres mayores, jóvenes y víctimas en situación de vulnerabilidad social, quienes enfrentan barreras adicionales no siempre contempladas en las medidas de protección. 

Marta Simón subrayó que el trabajo social tiene la capacidad de generar análisis que transformen situaciones injustas y garanticen derechos, destacando que el reconocimiento del daño social en el sistema judicial es un logro importante, aunque todavía hay desafíos por delante. En su discurso, llamó a seguir investigando y formándose para identificar nuevas formas de violencia, y a insistir en la necesidad de que el trabajo social forense sea plenamente reconocido como una herramienta clave en la lucha contra la violencia de género. 

La jornada puso de manifiesto que, aunque los avances logrados en estos 20 años son significativos, no podemos bajar la guardia. La violencia de género sigue siendo una problemática estructural que demanda recursos adecuados, soluciones integradas y un compromiso colectivo por la igualdad. El trabajo social, como disciplina fundamental en este proceso, reafirma su compromiso en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria