El trabajo social en deuda contigo, Manuel
En estas fechas de verano y descanso es difícil dar malas noticias, pero la vida tiene estos momentos difíciles. Escribo estas palabras con la sensación de pérdida y con las emociones muy recientes dado que hace apenas unos días nos dejó Manolo.
Manuel Gil Parejo, decano de nuestro Colegio en el periodo 2008 a 2014 y hasta su fallecimiento miembro de nuestra Comisión Deontológica. Docente y referente, desde distintos cargos de responsabilidad, del Grado en Trabajo Social de la Universidad de Comillas, investigador de la profesión, un ejemplo de unión de la vida académica y profesional que sentía pasión por su familia, el trabajo social, Extremadura y la Guerra de las galaxias.
Es difícil poner en unas palabras lo que ha significado Manuel para la profesión, para la organización colegial y para todos los que le hemos conocido personalmente. En él la profesión y la amistad iban de la mano, lo que hace muy difícil separar una cosa de la otra. Es esto quizás lo que más le definía, era una buena persona en el sentido más clásico y filosófico, una persona en la que el conocimiento y el bien iban unidos, que valoraba el conocimiento como un camino hacia el bien a los demás y a la comunidad, perspectiva que hacía que su afán de conocer la realidad social no se pudiera separar de su defensa de los derechos sociales. Como nos gustaba debatir no comprendía separar la disciplina y la profesión, era algo que para él no tenía lógica. Era él mismo el ejemplo vivo de esa unión.
Asumió la presidencia del Colegio de Trabajo social de Madrid en un momento muy complejo y difícil, en momentos de plena crisis económica y social que impactaba fuertemente sobre la sociedad y las/os profesionales. Tuvimos que reinventarnos, como tantas veces, pero Manuel nos aportó su visión de equipo, su capacidad para tender puentes, para actuar pausadamente, para mirar y pensar sin que lo emergente nos ahogara, para generar estabilidad y alianzas en momentos difíciles. El Colegio creció y mejoró con él y con aquellas Juntas de Gobierno, a las que tanto debemos.
El trabajo social tiene una deuda con Manuel. Como a él le gustaba podemos echar mano del diccionario de la RAE y ver que una deuda es una obligación moral contraída con alguien, una obligación que hay que satisfacer a otra persona… Le debemos que nos hiciera mejores no solo desde lo personal, sino desde lo que aportó al conocimiento y el ejercicio profesional, haciendo un Colegio más fuerte y presente en la sociedad. Pero deudo o deuda son también un pariente, alguien con el que se tiene parentesco… Alguien que es miembro de una comunidad de iguales, alguien con el que tenemos un lazo especial. Esto es en esencia lo que debe ser nuestro Colegio, una comunidad de profesionales ligados por un elemento común, por un bien hacer, por una profesión que nos “emparenta” y a la que cuidamos para poder cuidar y aportar socialmente. Manuel era parte de ese parentesco, era un ejemplo de buen hacer profesional. Los últimos momentos, hasta que las fuerzas se lo permitieron, siguió siendo miembro activo de nuestra Comisión deontológica, el espacio donde el hacer, el pensar y la ética se unen.
Solo acabar dándole las GRACIAS.
Crecemos como personas y profesionales no solo en los buenos momentos sino también en estos momentos donde en el dolor existe también la satisfacción por haber tenido cerca a alguien que nos hizo mejores.
El trabajo social en deuda contigo, Manuel.
Que la fuerza te acompañe.
Daniel Gil Martorell,
decano del Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid
decano del Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid