Día Mundial de la Salud Mental | María Morales: “La trabajadora social no solo tiene que trabajar con los adolescentes, sino con la sociedad”
María Morales, trabajadora social de la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Adolescentes del Hospital Puerta de Hierro, y galardonada con el «Premio a la mejor Praxis» por el COTS Madrid, en el Día Mundial de la Salud Mental, ha participado en esta entrevista.
En un mundo cada vez más complejo y desafiante, la salud mental de los adolescentes se ha convertido en una preocupación apremiante. En este sentido, las trabajadoras sociales tienen un papel determinante, ya que permiten favorecer entornos saludables y proporcionarles un camino de mucha más calidad emocional. Así lo explica María Morales en esta entrevista en la que, a través de su vasta experiencia en el campo de la salud mental juvenil, nos brinda una visión profunda de los desafíos que enfrentan los adolescentes en la sociedad actual, así como estrategias efectivas para abordar sus necesidades emocionales y psicológicas.
Según datos proporcionados por Unicef, uno de cada siete adolescentes tiene un problema de salud mental diagnosticado. ¿Nos encontramos ante una nueva pandemia silenciosa?
Yo creo que no es silenciosa porque los medios de comunicación nos están diciendo que los problemas de Salud Mental en los jóvenes son elevados, importantes y graves. De hecho, yo creo que la pandemia desveló y visualizó realmente lo que estaba ocurriendo. Una problemática que ya estaba ocurriendo previamente. Los problemas emocionales de los adolescentes ya estaban de antes. Lo que hizo la pandemia, cuando se encerraron en casa los adolescentes, fue destapar esta situación de manera alarmante. Desde entonces, estamos trabajando para ello.
¿Cuáles son los trastornos más frecuentes que se encuentra la trabajadora social en adolescentes?
Lo que más vemos en psiquiatría, actualmente, son episodios depresivos muy graves. Y cuando digo muy graves me refiero a intentos autolíticos graves. Vemos muchas autolesiones, muchísimo problema de gestión emocional, muchísima ansiedad…A raíz de la pandemia, saltaron los trastornos de conducta alimentaria. Hubo un mayor número de adolescentes, mayoritariamente chicas, que desarrollaron trastornos de conducta alimentaria con patrones muy específicos. En la planta psiquiátrica veíamos una y otra vez que se repetían los mismos informes clínicos de ingreso.
Encajar en un grupo social y formar parte de una comunidad es muy importante en los adolescentes, ¿qué consejos y herramientas puede ofrecerle la trabajadora social a los jóvenes para que puedan afrontar las presiones sociales sin ver perjudicada su Salud Mental?
Es cierto que los jóvenes necesitan su grupo y, de hecho, pensamos mucho en ellos en la pandemia. Se quedaron encerrados sin poder socializar con los otros. Eso afectó muchísimo a la parte emocional de los adolescentes. Pero yo creo que la trabajadora social tiene que trabajar no sólo con los adolescentes, sino con la sociedad. Es decir, tiene que trabajar con la familia, tiene que trabajar con educación, tiene que trabajar con servicios sociales, con Atención Primaria, etcétera. Y ofrecer al adolescente, desde la comunidad, entornos saludables.
Lo que nos encontramos ahora es que parece que los jóvenes necesitan un grupo de referencia. E, incluso, ese grupo de referencia que buscan son adolescentes que presentan sus mismas necesidades emocionales y ahí hablamos también de patologías. Entonces, la trabajadora social tiene que trabajar muchísimo en la comunidad y en el entorno comunitario de los adolescentes para favorecer espacios de ocio sanos y saludables para poder tener otro tipo de vida con mucha más calidad emocional.
Debemos trabajar con la familia, tiene que trabajar con educación, tiene que trabajar con servicios sociales, con Atención Primaria, etcétera. Y ofrecer al adolescente, desde la comunidad, entornos saludables.
Desde el punto de vista de los padres y/o tutores legales, ¿qué situaciones deben hacer saltar la alarma?
Debemos preocuparnos cuando se produce un aislamiento, dejan de salir con amigos, pasan mucho tiempo en su habitación, bajan el rendimiento académico o dejan de ir a clase, tienen dificultades par dormir, pierden el apetito, cierran sus redes sociales… En cuanto a las redes sociales, es necesario que los adultos podamos hacer una adecuada supervisión, que no prohibición. Pueden ser muy buenas para socializarse y estar conectado en muchos más momentos, pero también es un campo que sino se maneja bien puede dañar. Es un lugar ficticio, donde los adolescentes se comparan y buscan lo perfecto. Y es una herramienta en la que pueden encontrar información peligrosa de cara a autolesiones, alimentación, etcétera.
Hay que trabajar muchísimo desde el trabajo social con los padres. Los padres tienen que pensar qué necesita su familia, qué necesitan sus hijos. Para mí la alarma es cuando una familia no se comunica, cuando no pasa “tiempo de estar” juntos. Si tú ves los horarios de una familia, es todo como un planning, de lunes a domingo. Esto es asombroso y yo creo que es necesario pararse a pensar en poder estar, sin más, en la mesa charlando. En ocasiones, un adolescente no es capaz de pedir ayuda a sus padres porque los padres no tienen tiempo a veces para poder escuchar. Escuchar como necesitan ahora los adolescentes. Para mí, lo que les ocurre a los adolescentes es un reflejo de lo que le ocurre a la sociedad. Es el síntoma de la sociedad ahora mismo.
Según la OMS, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. ¿Cómo puede evitar esas cifras las trabajadoras sociales?
Desde la prevención absoluta. Prevención y trabajo en red. Para mí, estas son las claves para poder parar y manejar esta situación tan grave que viven nuestros adolescentes. Prevención en todos los ámbitos: educativo, de ocio y, sobre todo, desde la familia. Hay que trabajar mucho más con los papás y profesores que están sin herramientas para poder afrontar lo que les ocurre a sus hijos y alumnos. Y, luego, por supuesto, está el tema del acoso escolar. Si vemos las cifras de los adolescentes que tienen problemas emocionales, muchos de ellos han sufrido acoso escolar que han silenciado, que no han podido hablar en sus casas, que no han podido hablar en el aula con otros profesores… Creo que es relevante visibilizar este asunto. Existe un esfuerzo y se está haciendo, pero creo que es necesario todavía más para poder afrontar y evitar el acoso escolar, que luego genera unas repercusiones muy importantes.
¿Cuáles son las principales vulneraciones de derechos humanos que se producen en el ámbito de la Salud Mental en las que la trabajadora social puede intervenir?
La trabajadora social tiene que intentar que esos derechos del adolescente de poder hablar, de poder expresar y de poder pedir auxilio, se respeten.
La trabajadora social es el profesional principal para poder informar y comunicar a los organismos pertinentes que los adolescentes están en riesgo. Por ejemplo, cuando un adolescente reitera intentos autolíticos y la familia no puede manejar situaciones graves en su casa, la profesional tiene que pensar primero qué está pasando en esa casa. No solo al adolescente, sino que está pasando en esa casa en conjunto. La trabajadora social tiene que intentar que esos derechos del adolescente de poder hablar, de poder expresar y de poder pedir auxilio, se respeten. Además, vemos también muchísimo maltrato psicológico en los domicilios y ahí es cuando la trabajadora social tiene que detectarlo, comunicarlo y trabajar con ello.
El trabajo social es un puente que ayuda a estas personas con problemas de Salud Mental a construir un camino con el objetivo de conseguir su propia autonomía y toma de decisiones correctas. ¿Con qué medidas puede acompañar el trabajo social en esta travesía a los niños y adolescentes?
La trabajadora social, para mí, es una pieza clave para que estos menores puedan tener un entorno más favorable. Juega ahí un papel muy importante. Nos encontramos, por ejemplo, en mesas de menores locales, de los municipios de Madrid, en las que tenemos que intentar por todos los medios generar espacios y lugares en los cuales los menores encuentren un lugar en el que puedan sentirse bien y satisfechos con su propia vida.
La prevención en el ámbito de salud es crucial y, en muchos casos, determinante. ¿Qué medidas se están tomando para fomentar en adolescentes y niños la construcción de herramientas para detectar y tratar los problemas de Salud Mental a tiempo?
Desde el Hospital Universitario Puerta de Hierro, lo que estamos haciendo es trabajar muchísimo con Atención Primaria. Para mí, estos médicos tienen una labor primordial para poder detectar una situación complicada, para saber que chicos y chicas, que van a pediatría por otros motivos que no tiene que ser por problemas de salud mental. necesitan otro tipo de atención que no sea la de Atención Primaria, sino una atención especializada, Entonces, la prevención en Atención Primaria es fundamental. Y esto tiene que ver también con tener tiempo para trabajar la prevención, para trabajar con grupos de padres, con grupos de adolescentes, etc.
Por otro lado, lo que sí que también se está haciendo desde el Hospital Universitario Puerta de Hierro es trabajar con educación, haciendo jornadas para poder dotar a los profesores, a los orientadores y a los equipos de profesorado, de herramientas para poder detectar situaciones en las que se sospecha que ese menor lo está pasando mal. Y a través de ahí poder establecer los cauces para que ese adolescente reciba la atención que necesita.
Para finalizar, recalcamos que según el estudio ‘Salud Mental en Adolescentes’ de la OMS la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes. ¿Reciben las trabajadoras sociales que se dedican al ámbito de la Salud Mental el reconocimiento y tratamiento debido?
Bueno, yo creo que no. Solamente basta con ver las trabajadoras sociales que hay por centro de Salud Mental. Entonces, si nos basamos en el número de trabajadoras sociales, no está reconocido. Esta profesional para mí, y para todos nosotros, creo que es fundamental porque es el eje para el trabajo en red de todos los recursos que te vienen con menores. Desgraciada o afortunadamente, con un menor trabaja en muchas ocasiones, servicios sociales, educación, familia, primaria… Entonces, la trabajadora social es la que vertebra todo el trabajo en red para poder detectar necesidades y que vayamos todos a una. Por ello, está totalmente desbordada y colapsada. Es verdad que los equipos de Salud Mental están concienciados de que somos necesarias para poder intervenir de manera adecuada con los adolescentes, pero es cierto que el reconocimiento de las comunidades, del número de las trabajadoras sociales, no corresponde.