Humanización, derechos, equidad, accesibilidad, ciudadanía, comunidad… Palabras que no debemos olvidar cuando hablemos de salud el 7 de Abril. Por Daniel Gil Martorell, Decano del Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid.
Este 7 de abril es el día mundial de la salud, la salud es algo que todos suponemos saber lo que es hasta que intentamos definirla. En nuestro trabajo diario como trabajadoras sociales sabemos de la complejidad de definir la salud desde una mirada multidisciplinar e integral. Seguimos percibiendo la salud desde la pérdida, desde la percepción de lo que no tenemos cuando la enfermedad se presenta en nuestras vidas o en la de los seres cercanos. Pero la salud es mucho más, es salud social, colectiva, afectiva, espiritual… no sé si hemos aprendido algo de la pandemia, pero que no estamos sanos si los demás no lo están y que la salud de los demás afecta directamente a la nuestra debería ser la primera lección que no olvidemos.
Como trabajadoras sociales debemos implicarnos en el mantenimiento y desarrollo de nuestro sistema nacional de salud, la apuesta que como país hicimos por tener un sistema universal de salud que garantizara un acceso equitativo y justo como principal motor de la salud colectiva y de la distribución de la riqueza. Aportar la mirada social a los proceso de salud-enfermedad es nuestra principal tarea, situándonos siempre desde la lógica de derechos de la ciudadanía. El trabajo social se enfrenta a los problemas de salud de las personas y las comunidades en todos sus ámbitos de intervención, siempre la pérdida de salud es un factor determinante de la quiebra de la estabilidad personal y social, generando la necesidad de estructurar apoyos sociales desde las instituciones públicas. El trabajo social sanitario se convierte en la intervención especializada que incide en los factores sociales de los procesos de salud-enfermedad, la complejidad de las realidades con las que nos enfrentamos lleva inevitablemente a desarrollar competencias profesionales especializadas para dar la respuesta técnica adecuada a la ciudadanía.
No debemos, por último, olvidar la aportación del trabajo social a la humanización de la asistencia sanitaria, a la humanización de la atención a las personas inmersas en procesos de salud-enfermedad. El trabajo social sanitario es en sí mismo, desde su origen, una estrategia de humanización de la asistencia, supuso la introducción de los factores sociales y relacionales en la prevención, evaluación, diagnóstico y tratamiento de los padecimientos y enfermedades. Ahora debemos dar un paso adelante en reconocer nuestro ADN humanista en la sanidad, el trabajo social como disciplina está íntimamente ligado al humanismo intelectual y teórico, debe convertir su práctica en un elemento esencial de la humanización de la asistencia.
Humanización, derechos, equidad, accesibilidad, ciudadanía, comunidad, relación… Palabras que no debemos olvidar cuando hablemos de salud el 7 de Abril.